Neurología veterinaria

Es la rama de la medicina veterinaria que se dedica al estudio de las patologías que afectan a los sistemas nerviosos central (encéfalo y médula espinal) y periférico (nervio, músculo y unión neuromuscular). Las enfermedades que pueden afectar al sistema nervioso en animales son muy diversas, estas patologías se engloban en las siguientes categorías: lesiones vasculares, neoplasias, enfermedades degenerativas, procesos inflamatorios/infecciosos, anomalías congénitas, traumatismos del sistema nervioso, enfermedades metabólicas que afectan de manera secundaria al sistema nervioso y por últimos patologías de origen idiopático (de las que se desconoce la causa).

Los signos neurológicos que pueden presentar los animales son muy variados y dependerán de la localización de la lesión. Los síntomas de una lesión del sistema nervioso (que deben alertarte de que tu mascota padece una enfermedad neurológica) más frecuentes son: convulsiones (se observa en animales con lesiones cerebrales o que padecen epilepsia), la debilidad o inmovilidad de una o varias extremidades, la incoordinación y alteraciones en el equilibrio, presencia de temblores, alteraciones en el comportamiento, pérdida de visión e incluso la presencia de dolor inespecífico también son signos de alteraciones en el sistema nervioso.  

Para un correcto tratamiento de todas estas patologías es imprescindible llegar a un diagnóstico correcto y, dadas las características específicas que posee el sistema nervioso (el cerebro y la médula espinal se encuentran rodeados por hueso) se requieren pruebas de diagnóstico específicas para su valoración.

Las pruebas más utilizadas para el estudio del sistema nervioso central son: la mielografía, la tomografía computarizada y la resonancia magnética. En el estudio del sistema nervioso periférico también se requieren técnicas de diagnóstico específicas como: la electromiografía, los estudios de velocidad de conducción nerviosa y la toma de biopsia de nervio y músculo.
 

Los pacientes con lesiones en el sistema nervioso pueden padecer multitud de síntomas en función de la localización del problema. Si tu perro tiene una enfermedad en el encéfalo puedes observar: convulsiones, marcha en círculos, marcha compulsiva, ceguera, desorientación, decaimiento, dificultad o debilidad al caminar, agresividad, cambios de comportamiento, ladeo de la cabeza o pérdida del equilibrio. Si tu perro tiene una lesión en la médula espinal, los signos variaran en función de qué segmento medular esté afectado. Los signos más frecuentes de una lesión medular son: dolor inespecífico o localizado en cuello o columna, debilidad o incapacidad para mover las extremidades (pueden estar afectadas las 4 extremidades, las 2 extremidades posteriores, las 2 extremidades de un mismo lado o una sola extremidad).
 

Para diagnosticar las enfermedades del sistema nervioso se necesitan pruebas específicas que permitan valorar el parénquima nervioso. Las pruebas de elección para el diagnóstico de las enfermedades neurológicas son:

• Resonancia magnética: imprescindible en el estudio de ciertas patologías que afectan al sistema nervioso dada su gran sensibilidad para la detección de alteraciones en el tejido nervioso.
• Tomografía computerizada: permite valorar las alteraciones estructurales del parénquima nervioso. Generalmente esta técnica incluye la administración de un contraste intravenoso o intratecal como parte del protocolo diagnóstico.
• Análisis del líquido cefalorraquídeo: consiste en extraer una muestra del líquido que rodea el SNC y analizarlo. Es muy útil en el diagnóstico de inflamaciones de las meninges (meningitis) y detección de sustancias como anticuerpos que están presentes en algunas enfermedades infecciosas como el moquillo.
• Pruebas de electrofisología.

Para la realización de cualquiera de estas técnicas diagnósticas se requiere la inmovilización mediante anestesia general de tu animal. Para más información sobre la anestesia de tu animal consulta el apartado de “Anestesiología”, ya que un anestesista y sus ayudantes serán los que se encargarán de anestesiar con los fármacos de elección a tu animal en función de los síntomas y enfermedades que padezca. 
 

Si observas que tu animal de compañía presenta un episodio de pérdida de consciencia, movimientos involuntarios del cuerpo y/o rigidez del cuerpo, lo más probable es que haya padecido una crisis convulsiva. Lo que debes hacer es proteger la cabeza de tu mascota para que no se golpee, en ningún caso deberás abrirle la boca para coger la lengua ya que no existe riesgo de que se la trague y puede producirte graves lesiones o incluso podrías obstruirle las vías respiratorias si le intentas introducir algún objeto por la boca. 

Inmediatamente después deberás acercarlo a un centro veterinario donde le administrarán los fármacos de elección en cada caso y realizarán un primer abordaje diagnóstico. Es fundamental realizar un examen físico y neurológico junto con una analítica completa. Posteriormente el Servicio de Neurología examinará al paciente y te indicará cuál es la siguiente prueba que permitirá llegar al diagnóstico.

En los casos en los que sea posible se recomienda la grabación de un vídeo realizado durante el episodio convulsivo, ya que el vídeo puede aportar más información sobre el origen (focal o difuso) de la crisis e incluso ayuda a descartar que dicho episodio se trate realmente de un síncope.

Cuantos más datos aportes al especialista, con mayor facilidad se podrá plantear un diagnóstico presuntivo y planificar las pruebas complementarias necesarias para su confirmación. Es importante que aportes las pruebas realizadas previamente por tu veterinario referente para evitar repetirlas de manera innecesaria. En aquellos casos en que los síntomas se manifiestan de manera esporádica (alteraciones conductuales, convulsiones, temblores, tics, etc.), es de gran ayuda que aporten una grabación en vídeo de los episodios. 

Muchas de las enfermedades que afectan al sistema nervioso cursan con síntomas muy evidentes y graves desde su inicio (convulsiones, parálisis de las extremidades, pérdida del equilibrio). Dada la incapacidad del sistema nervioso para regenerarse, en la consulta de neurología habitualmente se toma en cuenta la premisa de que “cuanto antes mejor”, ya que en algunas ocasiones el tiempo perdido en el diagnóstico y el tratamiento de una patología que afecta al sistema nervioso afecta de manera muy negativa al pronóstico del animal.  

A pesar de ser enfermedades que habitualmente entrañan una extraordinaria gravedad, dependiendo del tumor, este puede ser tratado de manera quirúrgica o médica. Los tumores superficiales como los meningiomas habitualmente son tratados quirúrgicamente si su localización lo permite, mientras que los tumores intraparenquimatosos como los gliomas, son tratados por medio de técnicas quirúrgicas avanzadas y la participación en ensayos clínicos.